El Toboso. Toledo. “Sancho hijo, guía al palacio de Dulcinea…”

“Sancho hijo, guía al palacio de Dulcinea: quizá podrá ser que la hallemos despierta.”

El Toboso, lugar de recuerdos, de leyendas, de historias y cuentos de caballeros y doncellas, Don Quijote de la Mancha y su fiel escudero Sancho junto con la bella Dulcinea…

 

Iniciamos nuestra segunda jornada de este viaje por tierras manchegas, entre molinos y castillos…

 

La localidad que visitamos es un lugar que podríamos considerar extraño, tal vez, por dos motivos. El primero es que todo lo que recuerda y se respira una vez que estás en él está dedicado a una historia inexistente, una historia sacada de la tinta que quedaba impresa a través de los rasgos que poco a poco un ilustre literario creaba, Don Miguel de Cervantes creo la leyenda de Don Quijote de la Mancha, y con ello la relación de esta tierra con dicho argumento y que se ha introducido en nuestras cabezas, llegando a un punto en el que se hace confuso si fue literatura o realidad.

El segundo motivo está relacionado con El Toboso, presente en la historia de Don Quijote, pero con mayor importancia al aparecer en dicha historia la bella Dulcinea, personaje que ni siquiera existió en dicha leyenda, y que solamente el propio Don Quijote consideraba parte de su propia existencia…

 

Tal vez deberíamos hablar de Dulcinea, la mujer que solamente existía en la cabeza de Don Quijote, y motivo, a veces, de burla, parte II, capítulo XXXII, como en el momento en el que una duquesa se ríe del hidalgo caballero, respondiendo éste ante la burla:

“Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y estas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo. Ni yo engendré ni parí a mi señora, puesto que la contemplo como conviene que sea una dama que contenga en sí las partes que puedan hacerla famosa en todas las del mundo, como son hermosa sin tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, agradecida por cortés, cortés por bien criada, y, finalmente, alta por linaje, a causa que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfección que en las hermosas humildemente nacidas”.

 

Pero sigamos con nuestra leyenda, tal vez algo locos por dar como veraz la imaginación de nuestro caballero, y posible visualizar en pequeñas frases que podemos ir leyendo a medida que recorremos el lugar, para llegar al destino común de Don Quijote y el propio nuestro, la casa de nuestra señora Dulcinea.

…¿Sabréisme decir, buen amigo, que buena ventura os dé Dios, dónde son por aquí los palacios de la sin par Dulcinea de El Toboso? (parte II, capítulo IX)

 

La casa museo de Dulcinea data del siglo XVI, conservando su estructura original, así como muchas de las dependencias y mobiliario de la época, además de un impresionante patio, donde podremos deleitarnos con maquinaría y elementos de labor y tratamiento de uva.

 

 

La casa, según la historia, perteneció a una de las familias más ilustres de la zona y del propio El Toboso, los Martínez Zarco de Morales, tal como indican los escudos ubicados en la fachada. En la época denominada cervantina estaba habitada por don Esteban, el cual tenía una hermana doña Ana, la inspiración del personaje Dulcinea de El Toboso.

Entrar en el museo es entrar en la época de Don Quijote, en el momento en el que don Miguel de Cervantes creó la ilustre obra, esa que todos hemos oído, muchos hemos crecido con los dibujos animados del sábado después de comer, y otros, los grandes privilegiados, hemos  leído, aunque seguro que son más los que hemos leído, por lo menos, algunos capítulos o algunas letras. Dejémoslo ahí.

 

       

 

Disfrutar del museo, de las callejuelas, de las diferentes esculturas que tenemos en el pueblo no puede absorbernos en exceso, dado que el tiempo es limitado, y como don Quijote, debemos partir a tierras lejanas para poder ir conquistando cada uno de los capítulos previstos para nuestra jornada, es por ello que debemos dirigirnos a nuestras monturas, y cabalgando por tierras de La Mancha hasta nuevas conquistas, nuevos peligros, dado que a lo lejos nos esperan los “Gigantes”, sí, mi querido amigo Sancho, he dicho bien, los “Gigantes” que habitan en tierra de Mota del Cuervo, también llamada “El balcón de la Mancha”, y allí será donde nuestro destino nos lleve, para morir en la lucha como un fiel caballero o salir airoso de tal batalla y poder seguir librando de males nuestro mundo, mi querido Sancho no desfallezcas, hasta allí iremos raudos y veloces.

 

Pero eso será una nueva historia a la que podremos llegar saliendo del Toboso por la CM-3162, misma carretera por la que hemos llegado, para tomar posteriormente la N-301, dirección Belmonte.

 

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Próxima etapaMota del Cuervo. Toledo. El balcón de la Mancha.

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