Día lluvioso, el que amanece en Palencia, que hace pensar que los Pendones no se alzarán al cielo, intentando rasgar las nubes que se han presentado para ser, en primera fila, fieles observadoras del espectáculo.
Como una gran batalla, los pendones son izados para demostrar al mismo cielo, con la alianza del aire que los mueve, toda su belleza y sus colores.
Edad Media, momento de nuestra historia donde los soldados enfrascados en las comunes guerras de entonces, portaban los pendones como seña de identidad de cada uno de los regimientos, pendones de aproximadamente 3 metros de altura, que aseguraban la visión por los componentes del regimiento, y los socios y enemigos del mismo.
Tal vez la razón anterior y la importancia que asumieron, impuso que los pendones se realizasen con colores vivos, con el fin de ser distinguidos en todo momento en cada batalla donde se veían involucrados, elemento clave para diferenciar los amigos de los enemigos…
En la actualidad, en la mayoría de las zonas de España son usados con fines religiosos, normalmente encabezando las procesiones, dando la información de la agrupación que procesionará a continuación. En todos los casos, más pequeños que los originales utilizados en la Edad Media, salvo en la zona de León, que, además de los religiosos, todavía se mantiene el pendón militar, aunque con matices y usos diferentes, manteniendo la magnitud de sus mástiles y sus telas.
En este caso, se realiza un encuentro de pendones históricos, por la mañana para presentarlos al Cristo del Otero, imagen de la ciudad de Palencia, y por la tarde por el centro de la ciudad, con el fin de exhibirlos ante todo aquel que quiera acercarse a ver un espectáculo de equilibrio y color que sorprende a pequeños y mayores.
Dado que en nuestro caso nunca habíamos asistido a un espectáculo como éste, nos acercamos a los pies del Cristo del Otero, con el fin de ver como se despliegan y se preparan cada uno de los pendones, en varios observamos que está indicado la localidad que representa…
Lo primero que nos sorprende es la longitud de los mástiles que algunos de los pendones tienen, así como la dificultad, una vez puestas las telas, de subirlos, dificultad que aumenta por el aire existente en el día de hoy…
Una vez izados los pendones, como si una batalla de la Edad Media fuera a producirse, todas las asociaciones se dirigen con paso firme hacia la cumbre donde se encuentra el Cristo del Otero, con el único objetivo de presentar cada Pendón.
El momento se ve dificultado por la aparición de la lluvia, que con gran fuerza comienza a descargar sobre la procesión, haciendo que cada pendón pese aún más, pero sin conseguir que las valientes agrupaciones reduzcan el paso, y mucho menos retrocedan sin conseguir el objetivo…
Subida hacia el Cristo del Otero…
Por la tarde, la estampa se repite en el centro de la ciudad, para deleite de todo aquel que haya querido acercarse a la plaza mayor… donde los componentes de las agrupaciones presentan cada pendón, mientras que los más intrépidos e intrépidas, hacen mover los pendones de forma espectacular, manteniendo los pendones en sus cinturones sin ayuda de manos, o incluso alzando los mismos con una sola mano y manteniéndolos al aire sobre la palma, aún con el riesgo de caída del pendón por el peso y por lo que se mueve al ser empujado por el aire existente en éste momento. Simplemente increíble…