Existen destinos donde la imaginación crea espacios que nos ayudan a disfrutar del momento, pero no es el caso de Olite, simplemente adentrarte en esta ciudad medieval hace que disfrutes sin necesidad de imaginar espacios, el decorado es real, edificios o calles, todo está dispuesto para crear tu propia leyenda, ser protagonista del momento, respirar y sentirte parte de la historia de nuestros antepasados, de guerras y conquistas.
Olite es el segundo destino de nuestra jornada, y a esta localidad llegamos desde el Cerco de Artajona (ver publicación aquí), puntos distantes unos 20 kilómetros, para lo cual saldremos de Artajona a través de la NA-6030 hasta Tafalla, y desde aquí tomaremos la NA-8607. Ver la ruta aquí
Olite es una localidad de Navarra, ubicada a 42 km al sur de Pamplona, la capital, donde destaca su historia medieval, así como la silueta que dibujan sus edificios, sobresaliendo su castillo-palacio, edificio por el que os recomendamos comenzar, e intentando aprovechar todo el tiempo que tengáis, dado que la visita, aunque es libre, será larga, llegando a ser necesario unas 2 horas, para ver todo su esplendor y todas las zonas visitables, cada una diferente a la anterior.
Entrar en diferentes estancias, jardines, miradores, o subirse a las diferentes torres hacen de la visita, algo especial, tanto para mayores como para niños, si bien es necesario prestar atención en las escaleras de ascenso y sobre todo descenso, dado que son estrechas y suele haber personas subiendo y bajando a la vez. En algunas torres, en la parte superior el espacio es reducido, suponemos que en momentos de gran cantidad de visitas, los espacios serán angostos e incomodos, pero que esto no evite que puedas disfrutar de cada rincón y de cada lugar ubicado en las alturas para contemplar toda la grandeza del edificio y localización.
Este palacio o castillo era la residencia real durante la Edad Media, y fue declarado monumento nacional en 1925, siendo el edificio más importante del gótico civil de Navarra. Su máximo esplendor se produjo con el impulso del rey Carlos III el Noble (s. XV) de origen francés, y por tanto contagiado de la arquitectura familiar.
En 1813 el palacio quedó parcialmente destruido por un incendio provocado por el general Espoz y Mina, para evitar que los franceses ocuparan el edificio en su retirada, aunque en 1937 se inició una reconstrucción muy cuidada y que ha conseguido devolver toda la personalidad al edificio. Ejemplos de la reconstrucción los tenemos en la Cámara de los Yesos, o en la torre del Homenaje, que además es la torre más alta del castillo, sin olvidar dos torres más, la torre de las “Tres Coronas” y la de los “Cuatro Vientos”, torres usadas habitualmente por los reyes para visualizar los espectáculos y recreaciones.
Llega la puesta de sol en el castillo, y la estampa es digna de admirar.
Frente al castillo, el primer edificio que podemos ver al fondo de la plaza es el que corresponde al ayuntamiento.
Junto al castillo de Olite podemos disfrutar de la construcción del Palacio Real, ejemplo del estilo gótico francés y compuestos por dos edificios, el palacio viejo (siglo XII), actual Parador de Turismo y palacio nuevo (siglo XV).
Las calles de Olite están preparadas para recibir a todo el que ha decidido visitarlas, el paseo entre sus estrechas callejuelas, empedradas, harán que disfrutes de un maravilloso momento. Casas nobles, con blasones en sus fachadas o arcos góticos decoran aún más, haciendo que estés constantemente mirando para cada uno de sus rincones. Aprovechando el paseo puedes contemplar las diferentes Iglesias, como la de San Pedro, en la rúa Mayor, Iglesia de mezclas de estilos, inicialmente románico y ampliaciones con estilo barroco, que hacen del conjunto una mezcla interesante.
Si sacas unos minutos para descansar, te recomiendo probar los caldos de uva, vino, de la zona, en cualquiera de sus numerosos bares, o en alguna de la gran cantidad de bodegas que existen, pudiendo elegir cualquiera de sus Denominaciones de Origen de Navarra, pero con raíces en Olite.
Olite, es un pueblo precioso, con un casco antiguo muy agradable para pasear por sus callejuelas, con un buen ambiente y sin una gran saturación de turistas.
La oferta gastronómica es muy variada, aunque no demasiado barata, pese a eso, saldrás muy satisfecho de comer en cualquiera de sus típicas tabernas y restaurantes.
El castillo palacio, es uno de los más bonitos y mejor conservados que he visto nunca y merece mucho la pena visitarlo.
Olite es una de mis paradas obligatorias cuando paso por la zona, que precisamente mañana al mediodía pasaré por allí.
Viniendo de Tafalla, justo en el cruce entre la carretera nacional y la carretera de entrada a Olite, hay un restaurante ambientado como un Saloon del viejo oeste, que es muy curioso de visitar.
Muchas gracias por tu comentario y por aportar un buen punto de vista. Esta localidad consigue relajarte mientras caminas por sus calles.