Leyre y Javier. Navarra religiosa.

Durante una jornada visitaremos tres puntos de interés, dos en la provincia de Navarra, El Monasterio de Leyre y el Castillo de Javier, y para completar la jornada os proponemos la posibilidad de pasar a la provincia de Zaragoza para visitar la localidad de Sos del Rey Católico, que encontrarás en otro artículo independiente, teniendo todas ellas algo en común, historia.

 

En las proximidades del  embalse de Yesa, entre Aragón y Navarra, nos encontramos en una zona de naturaleza viva, alegre, verde, dónde respirar se hace fácil y reconforta, dónde es posible recargar pilas. Hasta allí nos dirigimos, a los mismos lugares que hace muchos años se crearon unos asentamientos que dieron lugar a una zona cargada de Religión, historias y leyendas. Sin duda, la jornada de hoy nos deparará muchas historias.

 

Monasterio de San Salvador de Leyre

 

Salimos de Pamplona para salvar los aproximadamente 50 kilómetros de distancia hasta nuestro primer objetivo, para lo cual, tomando la AP15 o la PA-31, dependiendo de la elección de cada uno. En ambos casos a la altura de Noain saldremos de dichas vías para tomar la A-21 o la paralela NA2420, dirección Jaca, recorriendo unos 40 km, hasta tomar el acceso que nos llevará al Monasterio de Leyre directamente, a través de la NA-2113, donde encontraremos varios estacionamientos, ver ruta aquí.

 

Para realizar la visita del Monasterio es necesario adquirir un ticket, siendo dicha visita guiada. En caso de no querer adquirir dicho ticket podremos visitar la Iglesia en el momento de celebración religiosa.

 

Mientras esperas que se inicie la visita guiada te aconsejamos que disfrutes del exterior, de la ubicación del Monasterio. Realmente piensas que es el lugar correcto para retirarse a pensar, a sentirte incluido en la naturaleza y en el entorno. Por un lado la Sierra de Leyre, de la que se extrajeron las piedras utilizadas en la construcción del Monasterio, y por otro el ya nombrado embalse de Yesa, consiguen que te sientas como en una nube cuando la sensación del aire puro llega a tus pulmones.

 

Sin darte cuenta te trasladas a otro momento, a otro mundo, sin que nada de lo que hay a tu alrededor consiga distraerte… Tal como decimos nosotros, primero disfruta, posteriormente harás las fotos que creas conveniente. Una recomendación persona., “No vivas la magia que te rodea a través de la pantalla de la cámara o del móvil…

 

Iniciamos el recorrido por el Monasterio, lo primero que observamos es que en la construcción del edificio se observan varias épocas, claramente diferenciadas, y que poco a poco iremos descubriendo.

Junto al Monasterio observamos la hospedería, integrada perfectamente, pero que no es visitable, aunque tampoco tiene interés, dado que su construcción es reciente.

 

 

Nuestro objetivo, el Monasterio, está datado en la baja Edad Media, siglo XI, aunque durante su existencia tuvo varias reconstrucciones, la más impactante en 1020 encargada por el rey Sancho.

 

 

 

Muchas son las leyendas e historias que estás vinculadas al Monasterio, la más impactante, tal vez por su veracidad, corresponde a la decapitación de dos hermanas cristianas por no abrazar el credo musulmán, siendo sus restos guardados inicialmente en el Monasterio, aunque actualmente se pueden visitar en el Museo de Navarra.

Otras historias, más cerca de las leyendas que han perdurado en el tiempo a través del boca a boca, y que su veracidad puede estar en entredicho, es la siguiente “se cuenta que siendo, Virila, abad del Monasterio salió a pasear por los bosques cercanos al Monasterio, quedándose dormido durante 300 años, cuando despertó por el sonido del cantar de un pajarillo se dirigió al Monasterio, aporreando la puerta. Evidentemente la persona que abrió la puerta pregunto quién era, el contesto que el abad, pero al no conocerle solicitó la presencia del actual abad. Tras conversaciones se dirigieron a los libros del Monasterio, corroborando la historia de San Virila, por los textos que decían que dicho abad hace 300 años desapareció un día al salir a pasear…” Como hemos dicho tal vez realidad, tal vez leyenda, cada lector deberá tomar o considerar lo que crea más conveniente.

 

En relación al edificio destacamos la cripta del siglo XI, que corresponde con la parte más antigua del edificio, espacio angosto y extraño, creado para salvar la irregularidad del terreno. Estamos en la falda de la sierra, y necesitamos crear una zona plana para poder soportar el resto del monasterio, y la zona de la iglesia que tenemos sobre nuestras cabezas. La construcción corresponde al románico, aunque lo arcaico y basto de la construcción nos indica que no fue construido para usarse, simplemente como elemento fundamental de cimentación.

Durante largos períodos de tiempo, debido al abandono del edificio entre 1836 y 1954, inicio que corresponde a la Desamortización de Mendizábal, la cripta fue utilizada como albergue de pastores y rebaños, motivo por el que en el momento de finalizar dicho período de abandono se tuvo que limpiar de excrementos que llegaban hasta el techo de la cripta.

 

 

 

 

Otro punto importante es la puerta Speciosa, con grandes decoraciones, que contrastar con la austeridad de la cripta, y que en ella se trata de mostrar partes de la biblia a través de diferentes dibujos.

 

Tras ver la puerta Speciosa, la visita guiada nos lleva al exterior, para observar el sistema de construcción del edificio, y comprobar la dificultad derivada de la pendiente existente, comprendiendo la razón de lo visitado con anterioridad. Así mismo, el acceso a la iglesia lo realizaremos a través de la portada sur, acceso principal, del siglo XI, de gran importancia por la cantidad de elementos que presenta, e historias bíblicas que muestra. Debemos recordar que en el momento de construcción del edificio (siglo XI), había gran cantidad de analfabetos, por lo que solamente a través de las esculturas y representación de imágenes se podía dar el mensaje deseado.

 

 

Una vez dentro observamos nuevamente a qué problemas debieron enfrentarse en la construcción del edificio. Los arcos que se encuentran en la nave central están desplazados, no se encuentran construidos de forma simétrica, importante rasgo del edificio, unido a otro elemento de suma importancia, en el techo podemos deleitarnos con la bóveda gótica, realmente es una de la ojivas más increíbles de Navarra.

A la izquierda de la nave, tras las rejas encontramos el panteón de los primeros Reyes de Navarra, y junto a dicho panteón el Cristo de Leyre.

 

 

 

Importante saber que en Leyre se celebran numerosos actos religiosos donde se podrá contemplar y escuchar como los monjes realizan la oración utilizando el canto gregoriano, aunque deberás verificar las horas de dicha celebración litúrgica.

 

 

 

Castillo de Javier

Es hora de partir, reiniciar nuestro viaje para llegar a nuestro segundo punto de visita de nuestra jornada, el Castillo de Javier, distante unos 12 km, para lo cual retornaremos por la carretera utilizada anteriormente, hasta llegar a la autovía, la cual cruzaremos para incorporarnos a la NA-2420 hasta Yesa, donde tomaremos la carretera NA-5410 dirección Sangüesa/Castillo de Javier. En la primera rotonda que encontremos tomaremos la segunda salida dirección Castillo Javier, NA-5411, que nos llevará directamente al parking.

Antes de la visita intentaremos explicar algo, y es la típica confusión de denominar el castillo como Castillo de San Javier, lo cual es incorrecto, debido a que el castillo pertenecía a la familia del patrón de navarra, San Francisco Javier, por tanto corresponde a la casa natal y anterior a su canonización.

 

 

Francisco de Javier, como ya hemos comentado, era hijo de don Juan de Jasso, importante noble del reino de Navarra y de doña María de Azpilicueta. Estudió en París, más concretamente en la Universidad de la Sorbona, momento en el que, junto con Ignacio de Loyola, cofundó la Compañía de Jesús.

Tras una vida de evangelización en África y Asia, murió, a los 46 años.

 

 

El castillo se remonta a finales del siglo X, iniciándose su construcción por la torre del Homenaje, si bien, al estar ubicado en la frontera entre el reino de Navarra y el de Aragón, hizo que tomará fuerza como fortaleza defensiva, ampliándose paulatinamente, hasta su máximo esplendor. Si bien en 1516 el cardenal Cisneros mandó destruirlo, manteniéndose en este estado hasta 1952, momento en el que se reconstruyó, manteniéndose hasta nuestros días. Anexo al castillo podremos visitar la basílica de Javier.

 

Previa adquisición de entrada, podremos contemplar el interior del castillo.

 

  

 

El interior del castillo nos muestra la vida y hechos de Javier, destacando el pasillo donde encontramos una serie de dioramas representando momentos de la vida del Santo.

 

 

Tal como hemos indicado anteriormente, al terminar la visita del castillo, podremos visitar la Basílica, destacando la fachada, donde se pueden observar diferentes motivos de la vida de Javier.

 

Frente al conjunto de castillo-basílica podemos observar una pequeña parroquia, la de la Anunciación, en cuyo interior podremos contemplar la pila bautismal utilizada en el bautizo de Javier.

 

Poco más, además de seguir contemplando el increíble conjunto del castillo-basílica podemos realizar en la zona en la que nos encontramos. Podemos aprovechar nuestro pequeño paseo hasta el parking para analizar el cuadro de azulejos de la imagen del Santo. Típica foto en la que descubrimos la verdadera altura de dicha imagen.

 

Algunos detalles…

Durante la visita que estamos realizando es probable que puedas oír una palabra extraña, la Javierada, la cual hace referencia a una popular peregrinación, que se realiza los dos primeros fines de semana de marzo, desde muchos puntos de Navarra, y con destino el Castillo de Javier, con el objetivo de venerar al Santo. Esta tradición se remonta a 1886, momento en que una epidemia de cólera se apoderaba de Navarra, invocándose a San Francisco Javier, para que intercediera y consiguiera eliminar dicha epidemia.

 

Es hora de iniciar nuevamente nuestro viaje, nuestra propuesta, tal como comentamos al principio del presente artículo, es la de acercarnos a la localidad de Sos del Rey Católico, en la provincia de Zaragoza (Aragón), para una vez allí, poder rematar nuestra jornada, aunque esto lo explicaremos en otro nuevo artículo.

Evidentemente todo depende del tiempo que dispongas, tu eres dueño de tu tiempo, aunque otra posibilidad es volver a Pamplona, y disfrutar de un paseo por la capital, a la vez de tomar unos pinchos.

 

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