GALICIA. Costa da Morte

En nuestro caso, la visita a Costa da Morte será una jornada de descubrimiento donde cada rincón que veremos intenta superar al anterior, donde nos damos cuenta de la importancia de elegir la fecha correcta, para evitar la niebla que entorpezca nuestra visión y nuestros sentidos, dado que todo lo que nos rodea traspasa nuestras retinas hasta llegar a nuestra cabeza para quedarse permanente como un recuerdo, y hasta nuestros corazones para obligarnos a sentir la necesidad de volver a repetir el viaje.

Comenzamos el día asomándonos a la ventana de nuestra habitación, en el hotel ubicado en Corcubión, llamados por la luz que presenta la jornada, por la luz tan especial que nos brinda el día, a modo de recibimiento y carga energética para poder afrontar todo lo que se nos presentará.

Desde la ventana de nuestra habitación, o desde las cristaleras del restaurante dispuesto para el desayuno, podremos ver, con un poco de suerte, el desfile de delfines que se produce en las aguas frente al hotel, correspondientes a la Ría de Corcubión… si no hay suerte de poder vislumbrar el desfile, no tengas problemas, las simples vistas te llenarán de emociones.

 

Tras el desayuno, nos disponemos a afrontar nuestro primer objetivo de la jornada, el Cabo de Fisterra o de Finisterre, aunque en ésta ocasión, única durante nuestro largo viaje por tierras gallegas, con una niebla espesa.

 

FINISTERRE

El Cabo de Finisterre era considerado por los Romanos el punto más occidental de la tierra, donde todo terminaba… era el “finis terrae”, la frontera con el “Más Allá”, siendo éste uno de los motivos por los que siempre ha sido un atractivo, desde época de los Romanos, para todos los viajeros de aquí o de países lejanos, así como para muchos barcos que por desgracia se hundieron junto al cabo.

El Cabo es, probablemente, el más visitado de Europa, tal vez por sus vistas, tal vez por ser el Cabo más cercano a América…, en él se ubica un faro construido en 1853, proyectando su luz a una altura de 183 metros sobre el nivel del mar y alcanzando una longitud de 65 km, siendo salvaguarda y advertencia de la peligrosa costa para navegantes del mundo.

 

Nota de Viajes a Dos Ruedas en Cabo Finisterre

La niebla estaba ascendiendo y probablemente desaparecería, aunque nosotros no hemos

esperado a verlo, dado que no queríamos eliminar ninguna visita de las que teníamos planificadas, a las que en el día anterior unimos algunas más, tras indicaciones del responsable del hotel, éste era el caso de nuestro siguiente destino, la Localidad de Lires y la Playa de mismo nombre.        

 

LIRES

Pueblo ubicado cerca de la costa, a partir de la localidad, el descenso hasta la playa se realiza por medio de una carretera angosta y estrecha, aunque correctamente asfaltada, con vistas espectaculares, que llega hasta un pequeño parking junto a un mirador ubicado sobre la playa, sin otra obligación que disfrutar del paisaje y las vistas, donde playa y rocas se unen para ofrecer las dos caras de la Costa Gallega.

Podrás disfrutar tanto de la Playa de Lires, en la que te encuentras, como de la que está frente a ésta última, correspondiente a la Playa de Nemiña. Un espectáculo natural, que se podrá disfrutar tanto desde el mirador, como a través de pequeñas rutas a la espalda del mirador…

 

Retornamos por donde hemos descendido, dado que la carretera terminó en el mirador, y la única salida es el camino ya andando…

Desde Lires nos dirigimos a otro lugar especial, Muxía, al que teníamos ganas de llegar, conocer y descubrir, sin olvidarnos de aprovechar el espectáculo que el camino nos brinda en cada metro, en cada kilómetro que hacemos, que recorremos.

Uno de los puntos intermedios que no queremos obviar y que hemos incluido en nuestra planificación inicial, corresponde a otro Faro, en éste caso el de Touriñán, ubicado en el Cabo del mismo nombre.

 

 

CABO DE TOURIÑAN

El Cabo de Touriñán está situado más al Oeste que el propio Cabo de Finisterre, siendo el punto más occidental de la España peninsular, y durante el equinoccio de primavera (del 22/03 a 25/04, aproximadamente) es el punto donde se pone el último rayo de sol de Europa.

 

El Faro de Touriñán fue una construcción obligada por los numerosos naufragios que se produjeron durante el siglo XIX, que empujaron a su construcción en 1898, con una altura de 50 metros sobre el nivel del mar y una luz con longitud de 10 millas, si bien posteriormente en 1981 se construyó el actual faro, torre de hormigón de 11 metros de altura, y luz con alcance de 23 millas, con destello intermitente cada 15 segundos.

 

Es normal asombrarse, y paralizarse ante el espectáculo que produce el choque de fuerzas, entre mar y tierra, olas y rocas… llegando incluso a perder la noción del tiempo…

 

Es momento para volver a la realidad, e iniciar el camino hacia Muxía, punto donde aprovecharemos para el yantar.

 

 

 

MUXÍA

Por tal motivo nos dirigimos a la zona donde Muxía contempla el mar, al pie del Atlántico encontraremos numerosos restaurantes, todos más o menos nos deleitan con similares platos, eligiendo en nuestro caso el Restaurante A Marina, donde nos deleitarán con alguna tapa de chorizo a la sidra, mientras que esperamos una serie de porciones de Empanada Gallega, seguido de una Caldereta de pescado y marisco, bien servido y con un agradable trato.

Muxía presenta muchas cosas para ver, tal vez por ser una villa marinera pura, con un cuidado casco antiguo, donde podemos observar los patines en sus casas, (pórticos y escaleras exteriores para acceder a las plantas altas),

 

aunque sin duda, tras un paseo por la localidad, es obligado dirigirnos a su elemento más característico e importante El Santuario de la Virgen de la Barca, a los pies del Atlántico…

Una desgracia acaecida en la madrugada del día de Navidad de 2013, hizo famoso en toda España al Santuario, debido al incendio en un transformador cercano por la caída de un rayo, el cual, ayudado por el viento, y por la hora del siniestro, alcanzó al edificio religioso, que fue devorado en muy poco tiempo.

 

El Santuario es un punto de peregrinación desde el siglo XI, siendo tradición que una vez terminada la peregrinación a Santiago, el camino debe seguir con la ruta entre Finisterre y Muxía, para llegar al Santuario, donde encontraremos en el interior la imagen de la Virgen de la Barca, defensora de los marineros, mientras que en el exterior se puede observar las Piedras del Milagro, las cuales simbolizan los restos de la barca de piedra en la que el Apóstol llegó a Muxía.

 

 

A CORUÑA

Es hora de volver a tomar la carretera para seguir nuestro camino por tierras gallegas, hasta alcanzar la capital, La Coruña, donde, como primer destino, visitaremos la Torre de Hércules, y posteriormente un paseo por las inmediaciones de la playa de Riazor, e incluso acercándonos desde la playa, a pie, hasta la Plaza de María Pita.

Tal vez A Coruña sea una de esas ciudades donde lo que apetece es caminar, más si cabe, siendo una ciudad que ha cuidado la esencia del disfrute para que el visitante se encuentre a gusto, hasta el punto de sentir la necesidad de caminar y no utilizar ningún otro medio de transporte.

           

 

El sol comienza a ponerse, y es hora de dirigirnos a nuestro hotel para poder recuperar las fuerzas que necesitaremos en una nueva jornada gallega, en ésta ocasión hemos seleccionado el Hotel Porto do Barqueiro, en la localidad de mismo nombre, junto al que se encuentra el restaurante La Marina, lugar donde cenaremos y desayunaremos al día siguiente…

            

 

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